Blog de ISEP

Psicoterapia en DCA – parte 1

Psicoterapia en DCA – parte 1

Psicoterapia en daño cerebral adquirido (DCA) – parte 1

La importancia de la intervención psicológica en el proceso de rehabilitación neuropsicosocial

El invierno de 2015 el señor MAD sufrió un ictus que truncó su vida. Para entonces tenía 62 años y dirigía su propio negocio.  Residía en un ático en el centro de la ciudad, con su esposa con quién contrajo matrimonio hacía más de 30 años. Juntos habían tenido dos hijas. La mayor de ellas tenía ya 32 años y se había independizado, la menor de 26 años sin embargo aún residía y dependía económicamente de ellos. MAD volvió a casa unos meses después del accidente vascular, sin embargo, su vida nunca volvería a ser la misma. Ahora iniciaba la fase definitiva, la reintegración a la sociedad tras su paso por un entorno clínico controlado y completamente adaptado a sus necesidades.

¿Qué es el daño cerebral adquirido (DCA)?

El Daño Cerebral Adquirido (DCA) es aquel daño neurológico que se produce en un momento concreto de la vida y que afecta a un cerebro sano que se ha desarrollado y madurado dentro de la normalidad.

Así, cuando hablamos de DCA hacemos referencia a aquel daño cerebral que se produce a raíz de una lesión sobrevenida.

Causas del daño cerebral adquirido

Actualmente las causas más prevalentes de DCA son los Accidentes Cerebro Vasculares (AVC) y los Traumatismo Craneoencefálicos (TCE), aunque también entra dentro de este grupo el daño cerebral causado por anoxias, hipoxias, tumores cerebrales, encefalitis vírica, encefalitis infecciosa o por envenenamiento, procesos de cirugía cerebral, etc. En cifras, el informe realizado por FEDACE en el año 2015 hablaba de 420.000 persona con DCA en España y una incidencia de 104.701 nuevos casos cada año. En cuanto a la prevalencia de las distintas etiologías destacaba el ictus como la principal causa con un 78% frente al 22% de casos debidos a TCE, anoxias y otras causas.

La rehabilitación neuropsicológica en DCA

La rehabilitación neuropsicológica, o más bien neuropsicosocial, como cualquier proceso de intervención y tratamiento clínico debe partir de una valoración previa que sirva de línea base. En el caso del Daño cerebral adquirido (DCA) cobran especial importancia dos aspectos a tener en especial consideración.

Experiencia subjetiva en el DCA

En primer lugar, más allá de la valoración física, cognitiva y funcional que debe haber en todo proceso de evaluación neuropsicológica, es fundamental comprender la experiencia subjetiva de la persona. Empatizar para entender. Es importante entonces conocer cómo percibe su realidad tras el DCA, su situación no sólo actual sino también sus expectativas de futuro. Conocer sus emociones, sus sentimientos, sus preocupaciones y sus aspiraciones es necesario para poder no sólo adaptar el tratamiento cognitivo y funcional a sus necesidades, intereses y preferencias, sino realizar un apoyo y acompañamiento emocional que permita incrementar aspectos clave para el éxito de la intervención como son la actitud, la motivación y el grado de implicación.

Efectos clínicos en el daño cerebral adquirido

En segundo lugar, para la rehabilitación de personas con DCA, es esencial comprender que sus efectos clínicos traspasan las fronteras de la individualidad para convertirse finalmente en una situación que afecta a todo el sistema familiar. Por ello, la intervención con estos pacientes debería seguir dos líneas principales: la intervención sobre la propia persona y la intervención sobre su entorno, englobando dentro de este segundo grupo tanto la adaptación del entorno físico de la vivienda como el asesoramiento y apoyo emocional a la familia o cuidadores.

Así, el papel del neuropsicólogo no debería encaminarse tan sólo a la valoración neuropsicosocial de la persona y a su tratamiento cognitivo, sino que debería incluir un seguimiento psicológico y apoyo a los cuidadores en aquellos casos en los que sea necesario y posible. Además, es importante jerarquizar el plan de trabajo en función no sólo de las necesidades reales de la persona y su entorno, sino de sus demandas específicas y especialmente atendiendo a sus intereses y motivaciones como medida para fomentar una mayor implicación que favorezca la adhesión al tratamiento y a su vez la eficacia de éste.

Los problemas emocionales y conductuales en DCA

Como hemos comentado anteriormente, el Daño cerebral adquirido (DCA) provoca alteraciones en distintas esferas, entre ellas la esfera emocional y a nivel de conducta.

Los cambios emocionales experimentados por los pacientes con DCA dependen principalmente de dos variables. En primer lugar, del resultado directo de la lesión cerebral en áreas vinculadas con la gestión, modulación y expresión de las emociones. Hablamos por ejemplo de la amígdala, el giro cingulado, la ínsula, el globo pálido, el lóbulo temporal y la corteza orbito-frontal entre otras. Por otro lado, los cambios emocionales dependen del impacto directo de la pérdida de capacidades y autonomía, así como de su percepción subjetiva y de variables personales como el estilo de afrontamiento, creencias culturales, etc.

A nivel emocional, los principales síntomas psicológicos asociados al DCA son la pérdida de autoestima, un estado de ánimo decaído, pérdida de motivación e interés, ansiedad, ira, resentimiento y desesperación. A nivel de conducta es habitual la presencia de alteraciones que suelen manifestarse por pérdida o ausencia de actividad como la apatía o la escasa iniciativa, o bien por exceso de actividad como en el caso de la desinhibición conductual, episodios eufóricos, etc.

¿Cómo se manifiesta la sintomatología psicológica?

Los efectos de la lesión cerebral por lo tanto se manifiestan en el contexto de la historia de cada paciente, incluyendo atributos de carácter, motivaciones personales. Además, no olvidemos que toda persona forma parte de un sistema social del que destaca el entorno familiar. Así, el estilo relacional de la familia u entorno cercano, la cultura y las creencias asociadas a ella son aspectos que deben valorarse para entender la manifestación clínica de la sintomatología psicológica puesto que son variables que parecen influir en la conciencia, supervivencia y en última instancia a la adaptación de la persona ante su nueva realidad.

La psicoterapia en DCA

Con todo, parece evidente la necesidad de dedicar parte de los esfuerzos terapéuticos a la intervención psicológica. Sin embargo, debemos tener en cuenta que no podemos aplicar psicoterapia a todos los pacientes con Daño Cerebral Adquirido (DCA). Por un lado, la persona debe cumplir unos requisitos cognitivos básicos para poder seguir el proceso psicoterapéutico. Los problemas de comprensión, razonamiento, memoria o atención pueden interferir en dicho proceso y deben valorarse de forma precisa. Por otro lado, tener en cuenta el nivel de autoconciencia parece importante en la medida en que determina el grado en que la persona es consciente de sus problemas y por lo tanto consciente de la necesidad de tener ayuda y apoyo psicológico. Así, el primer paso es determinar las posibilidades reales de aplicación de un proceso terapéutico y analizar el coste-beneficio de su aplicación. Cuando no es posible realizar psicoterapia directamente con la persona, cobra mayor importancia la psicoeducación y el apoyo a su entorno cercano, especialmente familia y/o cuidadores externos.

Terapias aplicadas al daño cerebral adquirido

La psicoterapia en DCA es, al fin y al cabo, psicoterapia adaptada a personas con déficits cognitivos y funcionales que además pueden encontrarse inmersos en un proceso de duelo debido a la pérdida de capacidades y los cambios experimentados en su vida.

Para realizar este tipo de terapia, los profesionales podemos servirnos de distintas herramientas, enfoques y técnicas habituales en psicología clínica pero adaptadas a las necesidades de las personas con DCA. Adaptar implica el uso de apoyos para facilitar la comprensión de la información (esquemas, imágenes, vídeos, etc.), ayudas compensatorias para recordar la información dada en consulta (libretas, tablets, etc.) entre otras opciones. Además, implica también adaptar las condiciones de consulta (eliminar distractores, regular la luz, cambios en el espacio, etc.) y adaptar nuestro propio discurso a nivel de ritmo, vocabulario y cantidad de información principalmente.

Más allá de las estrategias terapéuticas empleadas, el objetivo primordial de toda intervención neuropsicológica en DCA debería orientarse no solo a incrementar los beneficios del proceso rehabilitador, sino a facilitar el proceso de readaptación y de reintegración social y comunitaria. Así, el acompañamiento y apoyo emocional cobran especial importancia tras el ingreso hospitalario, cuándo la persona debe abandonar la seguridad de un entorno completamente adaptado a sus necesidades para volver a la realidad.

Solicita información gratis y sin compromiso

Avatar de Pol Franco

Acerca del autor:

Pol Franco
Psicólogo clínico y Neuropsicólogo en Sinapsis Rehabilitació y colaborador en varios centros privados. Experiencia en Psicoterapia en daño cerebral y en Atención neuropsicosocial domiciliaria. Formación y experiencia en la aplicación de Realidad Virtual y otras tecnologías en procesos terapéuticos y rehabilitadores.

Ver todas las entradas por Pol Franco

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR