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Transexualidad ¿una Patología?

La psicóloga y orientadora escolar Celia López, miembro de la Fundación Daniela, expuso en mayo de 2016 que el paso definitivo a la transexualidad se produce cada vez más a menor edad, concretamente en el periodo de educación infantil y primaria (3-11 años) (Agencia Efe, 2016).

La psicóloga ha destacado que antes los transexuales llevaban a cabo su tránsito a edad adulta y ahora son más precoces. También ha aumentado el número de familias que demandan a los centros educativos que sus hijos sean tratados por su “sexo sentido” y no por el “sexo asignado” (Agencia Efe 2016). Esto se debe en parte, a que ahora hay una red de confianza para que esos menores acudan a sus padres y estos a las asociaciones que les informan de sus derechos”, señala López.

La psicóloga viene realizando jornadas de formación para los docentes con la finalidad de que identifiquen indicios de que en sus aulas hay un menor transexual “y que no lo confundan con un niño feminizado o una niña masculinizada” (Agencia EFE, 2016).

Por otra parte, una vez que el menor ha verbalizado su transexualidad, en necesario que el profesor aplique los recursos que se tienen previstos para estos casos; y, por último, trabajar en el aula y en el centro para evitar problemas de transfobia, bullying y discriminación por cuestiones de sexo (Agencia EFE, 2016).

El protocolo de actuación en caso de transexualidad en los centros, contempla que el menor pueda cambiar su nombre en clase y en los documentos administrativos; que pueda usar el uniforme o el baño del “sexo sentido”. El profesorado dispone además de material didáctico para trabajar en el aula y para concienciar al alumnado de que existen cuerpos diversos y que todos son legítimos “que existen niños con pene y con vulva, y niñas con pene y con vulva”, ilustra López (cp. Agencia EFE, 2016). Este es uno de los papeles que puedes desempañar con tu especialización en sexología clínica y terapia de parejas.

Por otro lado, en julio del 2016, el Gobierno valenciano aprobó el anteproyecto de ley integral del reconocimiento del derecho a la identidad y expresión de género, que apuesta porque la transexualidad deje de ser una patología, ya que no será considerada “un trastorno, sino una expresión más de la diversidad humana” (Martínez, 2016, El Diario)

La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra Jarque, ha explicado que el objeto de esta futura ley es establecer un marco normativo adecuado para “garantizar el derecho a la autodeterminación de género” de las personas que manifiestan una identidad de género distinta a la asignada en el momento de nacer. La norma incluye políticas de atención a las personas trans y medidas en distintos ámbitos contra la discriminación por motivo de identidad o de expresión de género (Martínez, 2016, El Diario).

En materia sanitaria, se incluyen en la cartera de servicios todas las necesidades de las personas transexuales, como cirugías para la reasignación corporal, que supondrán un coste aproximado de 1,2 millones de euros, apoyo psicológico o terapia hormonal (Martínez, 2016, El Diario).

En el entorno educativo, se incluye un protocolo específico para abordar esta realidad en los colegios e institutos y el respeto a la identidad de género de los menores trans, como que las listas de clase recojan la identidad de género escogida por el alumnado, siempre con el consentimiento de sus padres o tutores legales. Además, se respetará la imagen física y la libre elección de la indumentaria del alumnado, el acceso y el uso de las instalaciones del centro de acuerdo con la identidad de género sentida, incluyendo los baños y los vestuarios (Martínez, 2016, El Diario).

En el plano laboral y de responsabilidad social, se establecen medidas de no discriminación y el fomento de la contratación de personas trans, mientras que se establece esta realidad como una situación de vulnerabilidad en las políticas de servicios y de inclusión social (Martínez, 2016, El Diario).

Oltra Jarque ha explicado que, en el ámbito familiar, se establece la no discriminación por identidad de género en la adopción y en el acogimiento, y se reconoce como violencia familiar cuando dentro de este ámbito no se respete la identidad de género de uno de sus miembros. Dicho anteproyecto se envió al Consell Jurídic Consultiu en septiembre y después pasará a Les Corts (Martínez, 2016, El Diario)

Otro dato importante a añadir es un estudio llevado a cabo por Noseda (2012) en el cual se investigaron las diferencias en las narrativas de mujeres transexuales y transgénero, con énfasis en los significados de género, sexualidad y cuerpo. La muestra estuvo compuesta por diez participantes (cinco mujeres transexuales y cinco mujeres transgénero) a las cuales se les entrevistó con el método de relatos de vida, siendo analizados los datos a través del análisis de contenido.

Los resultados arrojaron que la transexualidad es más amplia de lo que plantea el DSM IV (de hecho, el “trastorno de identidad de género” desaparece del DSM-V y se contempla como “disforia de género”), ya que no todas las personas transexuales rechazan el cuerpo, como es el caso de las personas transgénero (Noseda, 2012).

Se hacen necesarias más investigaciones acerca de la transexualidad, junto con discutir la responsabilidad ética de la psicología en el pase para cambio de sexo. En este sentido, si bien se está promoviendo la igualdad e inclusión para los transexuales, el paso hacia la reasignación de sexo, debe ser una decisión mucho más estudiada y evaluada. Queda la reflexión para los profesionales con especialización del área o Máster en Sexología Clínica: ¿Será la transexualidad un cuadro diagnóstico o formará parte de las identidades sexuales?

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Una respuesta para “Transexualidad ¿una Patología?”

  1. User defaultMarta says:

    Acabo de empezar el master de sexología y aún no hemos dado el módulo correspondiente a la identidad sexual, sin embargo he realizado varios cursos sobre la sexología y la diversidad sexual, así que mi respuesta estará fundamentada en lo aprendido en estos cursos. Yo creo que ya es tiempo para poder hablar de la transexualidad como una identidad sexual más y no como patología. Entiendo la necesidad de la cultura en la que nos enmarcamos de diferenciarnos en binomios, quizás para poder tener una mayor sensación de control y/o como sesgo cognitivo para ahorrar energía en nuestros razonamientos: mujer, hombre, femenino, masculino, blanco, negro… Sin embargo, como se dice bien en la entrada la diversidad en la especie humana abarca mucho más que estos términos, es más no solo los seres humanos mostramos diversidad en la sexualidad, sino que muchos animales como los bonobos, los delfines y los leones muestran mayor diversidad en su sexualidad e identidad sexual que las que creíamos.
    Estudios con personas transgénero que no se habían sometido a tratamiento hormonal para cambiar de sexo, y mujeres y hombres cisgénero ,han demostrado que los hombres que se sienten mujeres tienen diferencias cerebrales con respecto al resto de hombres cisgénero, el grosor de la corteza es mayor en los hombres que se sienten mujeres, una característica del cerebro de mujeres cisgénero. En el caso de mujeres que se sienten hombres mostraban diferencias en el volumen de estructuras subcorticales, mostraban estructuras subcorticales similares a las de los hombres cisgénero.(Antonio Guillamón)
    Desde mi punto de vista estos estudios demuestran que el sexo que se les ha asignado a las personas trans es el equivocado, los equivocados somos nosotros, me refiero a la sociedad en general, que tenemos la necesidad de etiquetar, catalogar, y diferenciar desde el primer minuto de vida, sin dejar a las personas vivir libremente y expresarse tal y como naturalmente son.
    Querría añadir una reflexión personal a este hilo, siguiendo en la línea de la necesidad de etiquetar en binomios de la sociedad,las personas intersexuales a lo largo de la historia han sido asignadas como mujeres u hombres al nacer con la correspondiente operación quirúrgica. Esto se sigue haciendo en muchos países y tiene que ver con esta idea equivocada de la sociedad de diferenciarnos en dos etiquetas antagónicas. En este caso creo que la mayoría o la totalidad de psicólogos defendemos que estas operaciones de asignación de sexo no se deben hacer al nacer.
    Yo veo exactamente con la misma claridad la necesidad de la sociedad de ser más flexibles cognitivamente con las personas trans y comprender que hemos sido todos, entendiendo por todos, la sociedad, quienes les hemos impuesto vivir bajo una identidad sexual con la que no se sienten correspondidos. Si sólo hiciéramos un ejercicio de empatía donde imaginarnos a nosotros mismos “obligados” a vivir bajo una identidad sexual con la que no nos sentimos identificados, creo que comprenderemos mucho más a las personas trans.

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