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El lenguaje en la infancia

Infancia, proviene del latín “infans” y significa sin lenguaje. Pero, ¿qué es el lenguaje? Para poder responder a esa pregunta primero se debe dejar clara la diferencia entre tres términos: comunicación, lenguaje y habla, los cuales suelen confundirse y usarse como sinónimos.

¿Qué es la comunicación?

La comunicación es un proceso complejo y activo que supone codificar, transmitir y decodificar un mensaje, desde diferentes formas de expresión.  Dicho proceso requiere de ciertos elementos. Se necesita de un emisor, que es la persona que transmite el mensaje; así como de un receptor, que recibe e interpreta el mensaje; el mensaje en sí mismo, que es la información que se da; un código, se refiere al conjunto de signos, que formando un lenguaje ayudan a decodificar el mensaje; y un canal, que es el medio a través del cual se transmite el mensaje.

Lenguaje vs. habla

Por su parte, el lenguaje verbal es solo un componente de la comunicación, pero quizás el más significativo y eficaz para el ser humano (Reyzabal, 2001). El lenguaje, es un sistema de códigos, una herramienta de comunicación oral,  un medio de comunicación a través de un sistema de símbolos. Cada lengua, se conforma por signos propios, y las formas lingüísticas de éstos se descomponen en unidades significativas, llamadas lexemas, las cuales pueden analizarse en unidades más pequeñas que no son significativas y se denominan fonemas. Mientras tanto, el habla es simplemente la ejecución del lenguaje.
En realidad, el lenguaje es un medio de comunicación exclusivo del ser humano.  Además, Halliday (1982) menciona que tiene diversas funciones. Algunas son, la instrumental, como un medio para que las cosas se realicen; regulador, que sirve como un elemento de control; interactivo, que sirve para relacionarse; entre otras.

Evolución del estudio del lenguaje

El lenguaje ha sido un tema de estudio desde hace años, y el análisis del mismo ha ido cambiando con el paso del tiempo y la perspectiva de cada autor. Por ejemplo,  Skinner piensa que el lenguaje se determina por las condiciones ambientales, y éstos posibilitan los mecanismos responsables del proceso. Por otro lado, Piaget menciona que el desarrollo del lenguaje es un subproducto del desarrollo de otras capacidades cognitivas. Sin embargo, Brunner comenta que son necesarios los mecanismos innatos del lenguaje, pero también son imprescindibles los soportes y ayudas ofrecidas por el adulto con la interacción con los niños.

Adquisición del lenguaje

Todos los niños nacen con potencialidades genéticas para un desarrollo correcto de la comunicación verbal. Sin embargo, como propone Brunner,  la interacción con los adultos es también un prerrequisito para la implementación del lenguaje. Se dice que el momento de máxima adquisición del lenguaje es alrededor de los cinco años. Cabe señalar, que para  adquirir y desarrollar el lenguaje, se debe aprender a combinar fonemas, palabras y oraciones en secuencias comprensibles, así como conocer y compartir significados elaborados socioculturalmente. Así mismo, se requiere de componentes neurofisiológicos, como la audición, que permite escuchar lo que se nos dice, el cerebro y la corteza cerebral para decodificar lo que se escucha y dar órdenes a los órganos fonatorios para producir una respuesta, y por supuesto, los órganos fonoarticulatorios que permiten la producción sonora del lenguaje.

Desarrollar el lenguaje

Owen (2003), menciona que el aprendizaje del lenguaje es un proceso que implica el procesamiento lingüístico, así como estrategias de enseñanza por parte de los adultos, y de aprendizaje por parte de los niños. Los infantes pasan por etapas del desarrollo en las que van adquiriendo nuevas habilidades, entre ellas las lingüísticas.
La primera fase, no se le puede llamar lenguaje como tal, sino más bien comunicación, ya que simplemente pone en marcha los mecanismos que dan pie al inicio del lenguaje. Por ello, se le denomina, etapa pre lingüística y abarca desde el nacimiento hasta los 18-24 meses. Durante ese momento, se dan las primeras manifestaciones bucales, relacionadas con sensaciones y estados fisiológicos, realmente sin intención, pero los padres le encuentran un sentido. Es importante mencionar, que el llanto y los gritos exigen una coordinación de la respiración, que preparan a los niños para emitir sonidos posteriormente.
Con el balbuceo, el niño aprende movimientos y ejercita el cerebro para la adquisición del habla, y controla su sistema respiratorio.
En segunda instancia, se encuentra la etapa lingüística (alrededor de los 2 a los 7 años), es el comienzo de la producción de las primeras palabras. Poco a poco el léxico va aumentando y los niños son capaces de combinar de 3 a 4 elementos para formar una oración.

Estrategias de aprendizaje

Por supuesto, desde edades muy tempranas, los niños cuentan con estrategias de aprendizaje, pero no suelen ser conscientes de ello. En concreto, utilizan dos herramientas básicas de aprendizaje, la imitación y el juego.
Para ellos, la imitación es un recurso para practicar y dominar nuevas habilidades, es un aprendizaje por copia, y de forma indirecta. A su vez, el juego favorece su desarrollo y los motiva, ya que le encuentran sentido a lo que realizan. Es debido a su capacidad de imitación que los adultos de referencia (padres y educadores), deben contemplar cómo hablarle al niño en edad infantil.
Algunas de las situaciones que se pueden evitar son las siguientes: usar diminutivos y un lenguaje infantilizado, es mejor usar un lenguaje claro y adulto (evitando expresiones sofisticadas o muy rebuscadas), pero utilizando pausas adecuadas, frases cortas y claras, hablando de frente y a una distancia corta; interrumpir o anticipar la respuesta, es mejor darle al niño la oportunidad de expresarse (aunque no se entienda mucho lo que dice); realizar correcciones directas cuando diga mal alguna palabra, es mejor corregir de manera sútil. (Cómo hablarle al niño: Guía de atención temprana (3-6 años) para padres y educadores, 2006).

Estrategias de estimulación del lenguaje

Es primordial hacer notar que si lo que se busca es estimular el lenguaje, éste se debe  trabajar en función de las características de cada etapa en las que se encuentra el menor, además de las particularidades de cada niño. No obstante, algunas recomendaciones generales con las que se pueden trabajar son:

  • Las praxias (movimientos voluntarios de labios, lengua y cara para estimular los órganos de articulación y así favorecer una buena pronunciación y prevenir dificultades de articulación en niños hipotónicos).
  • El soplo (que ayuda a controlar la respiración y ser consciente del acto de respirar mientras se habla).
  • Los cuentos y canciones (recursos didácticos para desarrollar más de un área de conocimiento, principalmente la expresión y comprensión oral, el vocabulario, la memoria auditiva, etc.).

Leticia Agustina Martín
Grado en Psicopedagogía por la Universidad Anáhuac Mayab (México).
Posgrado en Psicología Clínica Infantojuvenil por ISEP, Valencia. Actualmente, alumna del máster de Neurorehabilitación, así como del máster en Trastornos del Neurodesarrollo.

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