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Duelo en tiempos de crisis

La Real Academia Española (RAE) define el duelo como las demostraciones que manifiestan las personas por la muerte de sus seres queridos. Pero más allá de eso, tal y como dijo J. Montoya Carrasquilla (1998), el duelo constituye un dolor un biológico, psicológico, social, familiar y espiritual, puesto que la pérdida supone un dolor en el conjunto de toda la vida (pasado, presente y futuro).

De igual forma, se debe entender el duelo como un proceso social, donde es vital que los seres humanos sientan apoyo y puedan verbalizar y compartir la experiencia con el fin de favorecer su resolución.

Varios estudios demuestran que una adecuada elaboración del duelo resulta fundamental para una buena salud tanto física como mental de los individuos (MarDn, 2002). Sin embargo, la situación de crisis actual, está provocando ciertas dificultades en este proceso tales como el fallecimiento repentino o la imposibilidad  de realizar ritos funerarios con allegados.

Intervención del duelo en tiempos de crisis

Es por ello que, la psicóloga Ana Villarrubia afirma que afirma que resulta imprescindible realizar intervenciones concretas adaptadas a esta situación actual. Para ello propone realizar una intervención psicológica que comprenda los siguientes aspectos:

Permitir la ventilación emocional

En situaciones como esta, es importante que el psicólogo recopile información sobre los datos expuestos por el doliente mediante diversas preguntas tanto abiertas como cerradas que permitan:

  • Explorar cómo se ha producido la pérdida (en el domicilio, en el hospital, en una residencia, etc.), identificando cómo ha sido el contacto con el la persona fallecida en los últimos días (si han podido verse en algún momento, si han hablado, etc.).
  • Identificar el nivel de malestar de la persona, evaluando la alteración que esta situación está teniendo en su desempeño diario (alimentación, higiene, sueño, etc.).
  • Concretar donde se centra el mayor nivel de malestar, en relación a la pérdida (no haber podido acompañarle en los últimos días, sentir que tenía temas pendientes con esta persona…) para hacer más énfasis en este aspecto durante la intervención.
  • Explorar si se ha puesto en contacto con otros recursos asistenciales y si está tomando algún tipo de medicación.
  • Identificar posibles redes sociales de apoyo o factores de protección que ayuden a procesar la pérdida.

Usar la psicoeducación

El abordaje psicoeducacional se puede usar en estos casos como estrategia para explicar el proceso de duelo y validar las emociones que pueden aparecer durante el mismo. Para ello, se debe explicar al paciente lo siguiente:

  • El duelo constituye un proceso de adaptación normal que todo el mundo atraviesa ante la pérdida de un ser querido.
  • Se trata de un proceso personal, es decir, no hay una única manera de vivirlo sino que cada uno lo hace a su manera.
  • No sólo requiere tiempo, sino que también precisa de la participación del doliente, puesto que hay cosas que él mismo puede hacer a lo largo del proceso de duelo para superarlo de una mejor forma.

Propiciar conductas que favorezcan al proceso del duelo

Se debe ayudar a la persona para que lleve a cabo las siguientes conductas, las cuales le ayudarán a superar el proceso del duelo:

  • Facilitar la expresión y el desahogo emocional mediante la búsqueda de apoyos sociales (amigos y familiares), en estos casos, de forma telemática (llamadas, videollamadas, mensajes…)
  • Animar a la persona a que exprese sus emociones y pensamientos a través de los medios telemáticos comentados con anterioridad.
  • Enfatizar la importancia del autocuidado durante estos días (higiene, alimentación, horarios, descanso…)

Realizar de ritos de despedida

Debido a la situación actual, en muchos casos, es imposible llevar a cabo ciertos ritos de despedida como el acudir al funeral o despedir al fallecido con toda la familia. No obstante, los estudios demuestran que los rituales de despedida son factores de protección en la elaboración del duelo. Es por ello que, en estas circunstancias, se recomienda promover los rituales de despedida generando espacios de recuerdo a los que poder acudir cuando se necesite, siempre y cuando, esto no suponga un aumento del malestar en el doliente.

Algunos ejemplos de rituales de despedida serían:

  • Generar un rincón del recuerdo en casa
  • Agrupar fotos y crear un álbum de recuerdos
  • Recuperar vídeos
  • Crear una caja de recuerdos del fallecido

Cabe destacar que no es necesario que estos rituales se realicen inmediatamente después de la pérdida, sino que se puede posponer para cuando la persona esté mejor, ya que el valor seguirá siendo el mismo.

En cualquier caso, es importante mencionar que el proceso del duelo es algo totalmente normal y que la situación actual no juega a su favor, de modo que, en algunos casos, los síntomas pueden verse agraviados. De este modo, si el doliente siente que no puede tolerarlos, será conveniente que éste recurra a un servicio de apoyo psicológico que le ayude a superarlo.

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